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Cultura

Antigua Roma: la ciudad que no dormía

Por: Nicolás Perdomini - Fecha: 28/12/2019

Viaje a través del tiempo para repasar como era la vida nocturna de uno de los imperios más grande la historia.

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Cualquier ciudadano de este siglo tiene, por lo menos, una mínima idea de lo que es la vida nocturna. Existen algunos que otros matices, según las costumbres propias de cada región, pero por lo general la noche se vive en características similares. El asunto se complica si uno trata de imaginar cómo era esta parte del día en la Antigua Roma. ¿Dormían tranquilos? ¿Había fiestas? ¿Lugares a los qué concurrir?

Roma fue la capital de uno de los imperios más grandes la historia. Esto, entre otros tantos significados, quiere decir que al ser el eje central atraía a miles y miles de habitantes de distintas zonas, por lo que se generaba un importante aglutinamiento de personas. Y esto era aún mayor por las noches donde la cifra alcanzaba casi el millón.

Para comenzar a adentrarnos en el contexto es importante mencionar que en aquella época no existían los alumbrados públicos por lo que, durante la huida del sol y la aparición de la luna, la ciudad se tornaba completamente oscura. Y las personas… no dormían. Las calles se comenzaban a poblar poco a poco y todos los estratos sociales buscaban su pasar.

Por un lado, estaban las familias más enriquecidas, que solían ser las que conllevaban mayor fervor. Al caer la noche, salían de sus hogares para ir a visitar a amigos y compartir la cena. Durante los trayectos se los podían ver en grandes números, caminando junto a sus esclavos, personas con armas para protegerlos y antorchas que iluminaban su caminar. Por el otro, los que menos tenían, trataban de rasguñar migajas para poder llevar comida a su familia y compartir la noche a su manera.

En la vida nocturna de la Antigua Roma hasta los emperadores de la época tenían sus vivencias. Solían encapucharse e ir en busca de entretenimientos por la ciudad y sus mujeres se colocaban pelucas para que no las reconocieran. También hay que destacar que la inseguridad en esta etapa del día fue una enorme preocupación de la época. Incluso, para tomar dimensión de ello, es importante decir que quienes gobernaban establecieron castigos más severos para quienes robaban de noche
respecto a los que lo hacían durante el día. Si algún ladrón tomaba su protagonismo, era azotado ferozmente y luego enviado a las minas. Si lo hacía durante el día, también se lo azotaba, pero luego se lo obligaba a realizar trabajos forzados durante mucho tiempo.

Para comprender un poco más sobre la ruidosa vida nocturna de aquella Roma, hay que investigar sobre dos leyes que se establecieron durante el mandato de Julio César. Una de ellas decía que los carruajes transportadores de mercancía y otros elementos tenían prohibido circular durante el día, por lo que el ruido de sus ruedas con las piedras era otro sonido que lograba que la ciudad no durmiese. Otra, similar, obligaba a quienes recolectaban la basura también hacerlo cuando aparecía la luna.

Hasta los funerales de los niños humildes se hacían durante la noche y consistían en largas caminatas hacia las afueras de Roma, con antorchas y cánticos.

Un poeta de la época supo escribir: “¿qué es lo que deseo con muchas ganas? Poder dormir”.

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