Turismo
Por: Juan Pablo Bonino - Fecha: 28/01/2020
Las calles empedradas intercalan escenas de la vida cotidiana que, en ocasiones, parecen sacadas de otro siglo, son postales de un tiempo perdido que es posible recuperar, mágicamente, al menos por un rato. En el Trastevere todo se concentra alrededor de la Piazza di Santa María donde los músicos callejeros hacen sentir sus melodías mientras los turistas van de acá para allá. En ese mismo lugar, se ubica la imperdible Basílica de Santa María, donde se guarda uno de los mejores secretos de Roma: allí destaca la Capilla Ávila, cuya cúpula de cuatro ángeles posee un efecto de iluminación fantástico cuando se contrasta la oscuridad de la capilla con la luz natural.
Trastevere deriva del latín, su significado es más allá del Tíber. En los años de antiguo Imperio romano, las tierras correspondientes a este barrio fueron poco a poco ocupadas por inmigrantes, pescadores y marineros que le dieron, muchísimo tiempo después, ese aroma y colorido cultural tan particular que fue esencial en su largo proceso de transformación. Fue, en sus orígenes, un barrio popular. Sin embargo, hoy el Trastevere es adorado por su amplia gama gastronómica de bares y restaurantes, su vida nocturna y sus monumentos. Además, se ha convertido en un barrio lleno de vida, pero sin el exagerado movimiento de las zonas céntricas. Continúa manteniendo cierto aire relajado de tranquilidad.
Como todo barrio, tiene sus secretos y ya es tiempo de develar, al menos algunos. Estas calles angostas han pasado seguramente por tus pupilas en diferentes películas, desde A Roma con Amor de Woody Allen a La Dolce Vita de Federico Fellini. Para diseñar una buena salida, siempre es mejor, si se sabe adónde ir, reservar con anticipación, porque las noches suelen ser concurridas en los restaurantes. Por eso recomendamos ir hasta la Piazza Trilussa y cenar, con un buen vino, de la mano de la excelente carta de la Enoteca Ferrara, en un ambiente tan despojado e inolvidable. O también es una buena opción caminar y descubrir diferentes platos como los bucatini a la gricia y sentir el aroma de las diferentes salsas, que al atardecer, comienzan a perfumar el aire.
Después de la cena, recomendamos caminar a hasta la Gelateria del Viale para saborear unos extraordinarios helados de chocolate y tiramisú, preparados con maestría para continuar el paseo. El lugar es diminuto con un estilo vintage y las cremas heladas expuestas en un degradé de colores invitan a un viaje que nos lleva, sin escalas, hasta la infancia. Si fuera una noche de invierno, hay diferentes lugares donde pedir un ristretto o un capuccino, dos clásicos de los romanos, para devolver el alma al cuerpo. Hay una cafetería, Rivendita Libri Cioccolata e Vino, donde se pueden degustar diferentes tipos de chocolates gourmet, pastelería de categoría internacional y probablemente, según dicen, el mejor café de toda la ciudad.